La fibra es la parte de los vegetales –incluyendo frutas, verduras, legumbres, granos integrales, frutos secos y semillas– que no puede ser digerida por el sistema digestivo, y se distinguen dos tipos:
Fibra soluble: tiene una gran capacidad para atrapar agua, haciendo que la masa –que está en proceso de convertirse en heces– se vuelva más blanda
Fibra insoluble: aumenta el peso de la masa fecal, haciendo que ésta avance más rápido por gravedad
Al cambiar tu alimentación, lo que hiciste fue reemplazar productos animales (que no contienen nada de fibra, porque la fibra se encuentra sólo en los vegetales) por alimentos vegetales. Como estás consumiendo más fibra de lo que consumías anteriormente, tus heces se están formando con más agua, por lo que avanzan de una manera más fácil y con una consistencia un poco más pastosa y, como hay parte de tus alimentos que no puedes digerir, éstos hacen que la masa tenga más peso y, por lo tanto, avance más rápido. ¿Resultado? Ir al baño más seguido :) ¡Pero ojo! Esa no es la única ventaja; el consumo elevado de fibra se asocia con una mejor regulación de los niveles de azúcar e insulina, colesterol, menor riesgo de hemorroides, menor riesgo de cáncer y miles de otros beneficios.
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